ELABORACIÓN
- Troceamos el chocolate con leche y derretimos a baño maría dos tercios del total, unos 100 g.
- Lo idóneo es que tengáis un cazo específico para baño maría, pero sino es así con dos cazuelas (una dentro de otra) podréis derretirlo perfectamente.
- Ponemos a calentar agua en una cazuela y cuando comience a hervir ponermos encima el cazo donde tendremos nuestro chocolate con leche.
- Lo mejor es que el chocolate se vaya derritiendo poco a poco, por eso es preferible que el cazo con el chocolate no quede dentro del agua que tenemos hirviendo.
- Si es necesario lo sujetamos con la mano en el aire para que el calor que reciba sea sólo el del vapor del agua, no os preocupéis, el proceso será muy rápido. Vamos removiendo constantemente hasta que todo el chocolate se haya disuelto.
- Retiramos del calor el cazo con el chocolate derretido y le añadimos los 50 g. de chocolate con leche que dejamos apartados.
- Con el calor residual del chocolate ya derretido, y sin dejar de remover, se irá fundiendo el nuevo chocolate que hemos agregado.
- Si utilizáis chocolate de cobertura esta será la técnica a emplear para que us quede un chocolate brillante. Para comenzar a trabajar con él, el chocolate estará casi frío, a unos 30ºC.
- Apoyamos nuestro molde de huevo de Pascua sobre dos soportes y con un pincel de cocina pintamos con chocolate toda la superficie de ambas cavidades.
- Inicialmente no nos quedará totalmente cubierta toda la superficie con el chocolate, seguiremos viendo a su través. Será en las posteriores pasadas cuando se irá cubriendo totalmente el huevo.
- Guardamos el molde en la nevera durante 15 minutos hasta que endurezca el chocolate antes de repetir la operación.
- Serán necesarias no menos de tres pasadas para conseguir que el huevo quede bien cubierto y con un grosor de 4-5 milímetros.
- Es importante insistir especialmente en los bordes de cada mitad untando el chocolate ya que es la zona de la unión con la otra mitad del huevo, y por tanto, el punto más débil.
- Puede pasaros que entre pasada y pasada, el chocolate ya se haya endurecido y no nos valga para untar.
- Lo que haremos será poner el cazo durante 10 segundos sobre el vapor del agua que hayamos puesto a hervir en una cazuela. Retiramos y removemos hasta que vuelva a fundirse. Estará de nuevo en condiciones para poder trabajar con él.
- Repetimos el proceso con el chocolate blanco, lo fundimos. Cuando esté casi frío lo untamos en cada una de las mitades del huevo, repitiendo el proceso en tres ocasiones.
- Guardamos en el frigo esa vez boca abajo, con la parte del chocolate oculta. Cuando el chocolate esté totalmente solidificado se desperenderá del molde por sí solo.
- Cuando la última capa de chocolate esté completamente dura. Rascamos con un cuchillo los bordes de cada mitad para que queden lo más lisos posibles.
- Esta será la superficie de unión de ambas mitades por lo que es importante que estén muy igualadas para que asienten bien. Recordad que si queréis añadir una sorpresa, este es el momento, antes de cerrar las dos mitades del huevo.
- Volvemos a calentar ligeramente el chocolate con leche que nos haya sobrado y con un pincel pintamos los bordes y juntamos ambas mitades.
- Repasamos posibles imperfecciones que nos pudieran haber quedado y guardamos de nuevo en el frigo hasta que endurezca.
- Una vez esté totalmente duro podemos raspar posibles restos con la hoja de un cuchillo y mucho cuidado, ya lo tendrémos listo y perfecto para regalar.
- Para decorar el huevo con chocolate volvemos a calentar el resto de chocolate blanco que nos ha quedado.
- Lo metemos en un cucurucho de papel que nos hará de mini manga pastelera improvisada.
- Hacemos la decoración que más nos guste, la dejamos enfriar y listo. Veréis la cara de felicidad de vuestros ahijados/as. ¡Qué lo disfrutéis todos!
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