TIEMPO: 50 minutos
VALOR ENERGÉTICO: 305 Kcal por 100 g.
INGREDIENTES
570 g de vuestro queso crema preferido
4 huevos
230 g. de azúcar
280 ml. de nata líquida o crema de leche para montar (mínimo 35% de grasa)
1 cucharada de harina de trigo (unos 30 g. aprox. También vale almidón de maíz o Maicena si eres celíaco.
1 pizca de sal (5 g.)
PREPARACIÓN
Humedecemos una lámina de papel vegetal (para que sea más maleable) y forramos con ella la base y paredes de un molde de 18 cm de paredes altas.
Este es un punto importante, pues la tarta crece ligeramente en el horno y evita que se pueda desbordar.
Precalentamos el horno. Encendemos el horno, con calor arriba y abajo, a 220ºC.
Mezclamos el queso crema, el azúcar y los huevos en un bol, removiendo hasta homogeneizar.
Conviene que estén todos a temperatura ambiente, especialmente el queso, para que sea más fácil la tarea.
A continuación añadimos la harina y removemos de nuevo hasta integrar.
Por último, incorporamos la nata, batimos para obtener una masa fina y homogénea y rellenamos el molde. No deben quedar restos de queso ni grumos de harina.
Colocamos la bandeja del horno en la parte inferior y sobre ella el molde.
Cocemos durante 40 minutos con temperatura arriba y abajo.
Apagamos el horno y dejamos que la tarta enfrie y repose en su interior, con la puerta entreabierta, durante 4 o 5 horas antes de retirar.
Podemos consumir tras el reposo, acompañando la tarta de fruta, coulis o mermelada de frutos rojos, aunque está mucho más rica si la dejamos reposar en la nevera y la comemos al día siguiente.
Conviene que estén todos a temperatura ambiente, especialmente el queso, para que sea más fácil la tarea.
A continuación añadimos la harina y removemos de nuevo hasta integrar.
Por último, incorporamos la nata, batimos para obtener una masa fina y homogénea y rellenamos el molde. No deben quedar restos de queso ni grumos de harina.
Colocamos la bandeja del horno en la parte inferior y sobre ella el molde.
Cocemos durante 40 minutos con temperatura arriba y abajo.
Apagamos el horno y dejamos que la tarta enfrie y repose en su interior, con la puerta entreabierta, durante 4 o 5 horas antes de retirar.
Podemos consumir tras el reposo, acompañando la tarta de fruta, coulis o mermelada de frutos rojos, aunque está mucho más rica si la dejamos reposar en la nevera y la comemos al día siguiente.
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